El retrato de Mitchell de 1908: Desentrañando el reflejo sobrenatural que capturó una presencia imposible

El otoño de 1908 se tiñó de tonos ámbar y carmesí en toda Nueva Inglaterra, pero en un tranquilo estudio de Providence, Rhode Island, el fotógrafo Samuel Mitchell estaba a punto de capturar algo mucho más complejo e inquietante que el simple cambio de color de las hojas. Su modelo era Margaret Thornton, una mujer de 34 años, sosteniendo a su hijo de tres meses, Thomas. El retrato resultante, aparentemente una hermosa cristalización del amor maternal, se convertiría más tarde en objeto de una obsesión que trascendió las fronteras disciplinarias —desde la óptica y la historia hasta lo paranormal— todo a raíz de un detalle escalofriante e inexplicable: un reflejo oscuro y distorsionado visible en la curva de la mano de Margaret.

Esta es la historia de una fotografía que, durante casi un siglo, ocultó un secreto que desafiaba la realidad, llevando a sus descubridores a un laberinto de angustia psicológica, folclore olvidado y los desesperados intentos de múltiples testigos por racionalizar un encuentro con lo verdaderamente Otro.

El detalle invisible: Una fotografía que desafió la óptica

Durante 90 años, el retrato de Mitchell permaneció en el olvido. Se consideraba un buen ejemplo de la fotografía eduardiana, bien compuesto, que capturaba la expresión serena pero protectora de Margaret y el sueño tranquilo de su hijo pequeño.

Todo cambió en 1998 cuando la Dra. Elizabeth Ashford, historiadora especializada en fotografía antigua, examinó la imagen con precisión forense. Bajo una intensa magnificación, lo vio: un reflejo sutil, casi imperceptible, en la mano derecha de Margaret, que acunaba la espalda del bebé. Este reflejo no era de Margaret ni del estudio; era de una figura, más oscura, más imponente y extrañamente distorsionada, que se comportaba de una manera que violaba las reglas fundamentales de la luz y la sombra.

El descubrimiento de la Dra. Ashford desencadenó una serie de investigaciones. Expertos en imagen, historiadores de la óptica e incluso investigadores de lo paranormal examinaron la placa fotográfica original. Entre las teorías se incluyeron:

Artefacto fotográfico: Se sugería la presencia de impurezas en la placa o una reacción química, aunque la forma distintiva de la anomalía lo descartaba.

Doble exposición: Descartada tras el examen de la placa original.

Ilusión óptica: No se pudo explicar la apariencia constante de la “figura” desde diferentes ángulos y con distintas fuentes de luz.

El reflejo, sutil pero innegablemente presente en la emulsión, parecía poseer una intención y una consciencia inquietantes.

El secreto de Margaret: El encuentro en el bosque de 1905

Para comprender el detalle imposible de la fotografía, el Dr. Ashford investigó el pasado de Margaret Thornton y descubrió un diario donado a la Sociedad Histórica de Rhode Island. Las entradas de Margaret revelaban una vida de asfixiante conformidad dentro de un matrimonio concertado con un banquero rico pero distante, Robert Thornton.

El punto de inflexión llegó en 1905 con la repentina muerte de la hermana menor de Margaret, Catherine. El dolor hizo añicos la compostura cuidadosamente construida por Margaret, llevándola a adentrarse en el denso y oscuro bosque que se extendía tras la finca en una gélida noche de invierno.

Fue en ese «espacio liminal» —la soledad donde las normas sociales no tenían cabida— donde se topó con «la presencia», «la sombra» o «aquello que observa». Aunque nunca lo describió con claridad, el encuentro alteró radicalmente su percepción del mundo. Regresó a la mansión transformada, sintiéndose «observada» y «reclamada».

Semanas después, quedó embarazada, un acontecimiento que parecía un milagro tras siete años de matrimonio sin hijos. Margaret llevaba el embarazo con una inquietante mezcla de alegría y angustia existencial, sufriendo vívidas pesadillas y la sensación de ser tocada por manos invisibles y posesivas. Sabía, con una certeza absoluta que no podía explicar, que aquel embarazo «no era del todo natural».

La entrada del diario de Margaret, fechada apenas dos semanas antes de la sesión de retratos, consolidó la conexión: «Lo sentí de nuevo hoy. Ese peso, esa sombra, siempre está cerca de Thomas… Lo protege. O quizás lo reclama. No sé qué me asusta más».

Margaret había buscado deliberadamente a Samuel Mitchell, con la esperanza de que la cámara —el instrumento científico— capturara la realidad sobrenatural que presentía.

El precio de la fotografía: La caída de un fotógrafo

El misterio se profundizó con el descubrimiento de documentos relacionados con Samuel Mitchell, el fotógrafo. Un informe policial y los diarios personales de un clérigo local, el padre Cornelius Walsh, revelaron las escalofriantes consecuencias de la sesión de retratos:

Samuel Mitchell sufrió un episodio nervioso poco después de revelar la fotografía de Thornton. Destruyó la mayoría de sus placas fotográficas, alegando que «algo andaba mal con ellas», abandonó su profesión por completo y se convirtió en un ermitaño.

El padre Walsh, quien examinó la imagen, escribió que la fotografía le produjo una «profunda sensación de inquietud». Vio el mismo reflejo inexplicable, lo que confirmó la creencia de Mitchell en un “fenómeno sobrenatural”.

Walsh, en su