Mi esposa no me permitió tocarla… hasta que pasó esto
Episodio 1
La noche de nuestra boda, yo pensé que al fin se cumpliría el sueño que había esperado por años.
Imaginaba que esa noche sería el inicio de una vida llena de pasión y cercanía.
Pero cuando me acerqué a ella, con el corazón latiendo rápido, me dijo en voz baja:
—No… no esta noche.
Al principio no lo tomé en serio.
Había escuchado que algunas novias podían ser tímidas, que necesitaban tiempo para sentirse cómodas.
Me dije que era cuestión de paciencia… que en unos días, cualquier muro que hubiera entre nosotros se desvanecería.
En la calle, todo el mundo hablaba maravillas de mi esposa.
Que era dulce, atenta, y de una belleza que robaba miradas.
Yo me sentía el hombre más afortunado del mundo.
A veces, cuando estaba sentado y la veía pasar, me quedaba mirándola con una sonrisa, agradeciendo a Dios haber tomado la mejor decisión de mi vida.
De día, éramos felices.
Reíamos, jugábamos, cocinábamos juntos.
Yo le llevaba flores sin motivo.
Planeé una escapada de fin de semana solo para nosotros.
Le di tiempo…
Esperé.
Pero cuando volví a intentarlo, me apartó.
Con suavidad… pero con firmeza.
—Estoy estresada —dijo—. Ha sido un día muy largo.
Respiré hondo y decidí creerle.
Tal vez tenía razón, tal vez no era el momento.
Al día siguiente, sábado, decidí encargarme de todo.
Cociné, limpié, hice las compras… pensando que así, por la noche, estaría relajada, sin excusas para rechazarme.
Yo había esperado suficiente.
Pero esa noche… todo fue igual.
Ya no pude callar.
—¿He hecho algo mal? —pregunté, sintiendo un nudo en la garganta—. ¿Por qué no me dejas acercarme?
Ella me miró largo rato. Sus labios temblaron… y al final solo dijo:
—Lo siento… simplemente no puedo. Aún no.
Esa respuesta me dejó helado.
Mi pecho se apretó.
—¿Aún no? ¿Pero cuándo? —quise saber.
Ella se dio la vuelta.
—Por favor… solo entiéndeme.
—¿Te das cuenta de cómo me hace sentir esto? Me sigues cerrando la puerta y ni siquiera sé por qué.
Salí de la habitación y me acosté en la sala.
No lo sabía, pero esa noche ella tampoco durmió.
Se quedó llorando, en silencio, hasta el amanecer.
En la mañana, vi sus ojos hinchados por las lágrimas… pero no me conmoví.
Salí de casa y fui a ver a un amigo mayor, contándole lo que estaba viviendo.
Él me escuchó y me dio un consejo que me pareció sensato.
Volví a casa con una nueva disposición.
Me disculpé.
Ella aceptó.
El ambiente se volvió más ligero… y por primera vez en semanas, sentí que todo podía arreglarse.
Esa noche, su actitud era distinta… como si al fin estuviera lista.
Mi corazón se aceleró.
Fui al baño silbando, imaginando que por fin llegaría a la “tierra prometida”.
Pero cuando salí… la cama estaba vacía.
La habitación… desierta.
Busqué en la sala. Nada.
Fui a la cocina. Vacía.
Corrí por mi teléfono para llamarla… pero mi celular tampoco estaba.
Y ahí… algo dentro de mí se quebró.
News
Ella bajó del tren con 33 dólares, un sartén y sin nadie esperándola.
Era 1938. Estados Unidos apenas comenzaba a levantarse de la Gran Depresión. Saratoga Springs, Nueva York, era conocido por sus…
La sirvienta despreciada… era en realidad la verdadera propietaria de la mansión.
Capítulo 1: La Rutina de María Cada mañana, a las seis en punto, María recorría los majestuosos pasillos de la…
MILLONARIO embarazó a su criada y la abandonó. Pero cuando ella volvió con un hijo idéntico a él… todo cambió.
Cuando el multimillonario director ejecutivo Jonathan Kane dejó embarazada a su joven empleada doméstica, pensó que bastaría con pagarle y…
Una historia de segundas oportunidades en la tormenta
La lluvia no era nada nuevo para Amelia. Se había convertido en una constante en su vida: fría, persistente, implacable….
“POR ESO TE BUSQUÉ… PORQUE HOY NO ME DIJISTE HASTA MAÑANA”
“POR ESO TE BUSQUÉ… PORQUE HOY NO ME DIJISTE HASTA MAÑANA” Carlos Mena trabajaba como técnico de mantenimiento en un…
Años después, Mary y Naomi no solo se convirtieron en médicas exitosas, sino que también crearon su propia clínica en el mismo pueblo donde crecieron. Su sueño siempre fue ayudar a quienes, como ellas, alguna vez tuvieron pocas oportunidades.
Una madre, dos hijas y un río que nunca olvidó En el pequeño pueblo de San Isidro del Río, en…
End of content
No more pages to load