Enero de 1943. El Frente Oriental está congelado en un infierno de nieve y metralla. La

temperatura ha caído a 40º bajo 0. Los hombres de la 1 decimtercera división de
fusileros de la guardia están muriendo. No por las balas alemanas, están muriendo porque alguien en el alto mando
soviético cometió un error catastrófico y ese error está a punto de costarles la vida a 8,000 soldados. La división está
atrapada, completamente rodeada por tres divisiones pancer alemanas cerca de Viasma, sin municiones, sin comida, sin
esperanza. Los alemanes los están aplastando lentamente como una boa constrictora apretando a su presa. Cada
hora que pasa, más hombres caen, no en combate heroico, sino congelados en sus
trincheras, sus dedos azules aún aferrados a rifles vacíos. En el Kremlin, a 1000 km de distancia, Stalin
recibe el informe. Su rostro no muestra emoción, nunca lo hace, pero sus ojos se
estrechan mientras lee las líneas. 8,000 hombres, una división de élite, la
decimotercera de fusileros de la guardia, una de las unidades más condecoradas del ejército rojo.
Atrapados como ratas. Stalin levanta el teléfono, no marca, simplemente levanta
el auricular y espera. En 3 segundos, una voz responde, “Consígueme a Sucov.”
No hay, por favor, no hay explicaciones, solo esas tres palabras. Georgi Sucob
desastre. Está coordinando otra operación, otra batalla en esta guerra interminable. Cuando recibe la llamada
de Stalin, sabe que algo ha salido terriblemente mal. Stalin no llama personalmente a menos que sea una
crisis. Camarada Sukov. La voz de Stalin es suave, casi amable. Eso es lo que más
asusta a todos en el alto mando soviético. Cuando Stalin habla suavemente, alguien está a punto de
morir. La decimotercera división está rodeada en Viasma. 8000 hombres. Los
alemanes los masacrarán antes del amanecer si no hacemos algo. Hay una pausa. Sucob conoce los números, conoce
el terreno, conoce lo que Stalin realmente está diciendo sin decirlo. Arreglalo o te arreglo a ti. ¿Cuánto
tiempo tengo? Pregunta Sucov. 12 horas. 12 horas para salvar a 8,000 hombres
atrapados detrás de líneas enemigas rodeados por fuerzas alemanas superiores en el peor clima de la guerra. La
mayoría de los generales soviéticos habrían dicho que era imposible. La mayoría habría enviado un informe
explicando por qué no se podía hacer, citando la logística, el clima, las fuerzas enemigas. Sucop simplemente
dice, “Entendido y cuelga. Ahora viene la parte que separa a Sucob de todos los
demás generales de la Segunda Guerra Mundial, no solo de los soviéticos, de todos. estadounidenses,
británicos, alemanes. Lo que hace Sucob en las siguientes 12 horas es la razón
por la que los alemanes lo llaman el carnicero y los soviéticos lo llaman Salvador. Sucob mira el mapa. La
decimotercera división está en una bolsa completamente rodeada. Los alemanes
tienen tres divisiones para ser formando un cerco perfecto. La única ruta posible de escape es un corredor de apenas 2 km
de ancho, pero ese corredor está defendido por la 18ava división pancera alemana, una de las mejores unidades de
la match. Para cualquier otro general, esto es un problema matemático simple.
No hay suficientes tropas para romper el cerco. No hay tiempo suficiente para organizar un asalto coordinado. No hay
forma de ganar. Pero Sucob no piensa como otros generales. Él no va a romper
el cerco, va a destruirlo. Sucop toma el teléfono y comienza a hacer llamadas, no
a sus subordinados inmediatos. Va directamente a los comandantes de batallón, saltándose toda la cadena de
mando. En el ejército soviético esto es casi herético, pero Sucob sabe que cada
minuto cuenta y la burocracia militar mata más rápido que las balas alemanas. Comandante del 234 batallón de tanques.
Quiero todos sus T34 en movimiento en 20 minutos. Dirección noreste hacia Viasma.
Velocidad máxima sin paradas. Pero, camarada general, mis tanques necesitan
mantenimiento. Necesitamos 20 minutos. O puedo encontrar a alguien
más que si sepa seguir órdenes. Clic. Siguiente llamada. Comandante del 89
regimiento de artillería. Necesito un bombardeo de saturación en estas coordenadas. Todo lo que tienen. No me
importa si tienen que usar las últimas granadas de sus reservas. ¿Cuándo, camarada general? Ahora en toda la
región unidades soviéticas comienzan a moverse. Algunos comandantes no entienden por qué. No saben que hay
8,000 hombres muriendo a 150 km de distancia. Solo saben que su cob ordenó
movimiento inmediato y cuando su cob ordena algo se obedece. Pero hay un problema, un problema masivo que su coba
aún no ha resuelto. La 18ava división pancera alemana. Esta división está
compuesta por veteranos del Africa Corps, soldados que pelearon en los desiertos de Libia antes de ser
transferidos al infierno congelado de Rusia. Son profesionales, no cometen
errores, no entran en pánico y están bloqueando el único corredor de escape con 40 tanques pancer cuatro y más de
5,000 soldados de infantería. Su necesita que esos alemanes se muevan.
Necesita que abandonen su posición, pero no tiene tiempo para un asalto frontal.
Un asalto frontal tomaría días y costaría miles de vidas soviéticas. Entonces hace algo que nadie espera. Les
da a los alemanes un objetivo mejor. Sucob ordena que dos regimientos completos, casi 4,000 hombres, se
posicionen a 20 km al sur del corredor, lejos de la decimotercera división atrapada, les ordena que hagan el mayor
ruido posible, que disparen todas sus armas, que prendan fogatas, que actúen
como si fueran la vanguardia de una ofensiva soviética masiva. Los alemanes muerden el anzuelo. El comandante de la
18ava división, Pancer, recibe informes de inteligencia sobre esta concentración de tropas soviéticas al sur. Sus
oficiales de inteligencia calculan que los soviéticos están preparando una ofensiva mayor. Si los alemanes no
reposicionan sus fuerzas para contrarrestar esta amenaza, podrían ser flanqueados. Es una decisión táctica
perfectamente razonable. Cualquier comandante alemán competente habría hecho lo mismo, exactamente como Sucop
calculó. Laoctava división Pancer comienza a desplazarse hacia el sur
despacio al principio, solo moviendo algunas unidades. Pero Sucob mantiene la
presión, ordena más disparos, más movimiento. Los alemanes ven más y más
señales de una ofensiva inminente y mueven más tropas. El corredor comienza
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