él nunca pensó que una simple criada pudiera alterar el destino de su vida pero una noche al Buscar a su hijo

desaparecido del gran baile real la encontró enseñándole a danzar en un rincón olvidado del palacio sus

movimientos no eran torpes ni propios de una cocinera sino de alguien que alguna vez perteneció a un mundo mucho más

elevado intrigado decidió descubrir su secreto sin imaginar que al hacerlo

desenterrar un pasado oculto una verdad que desafiara la corte y

sobre todo su propio corazón pero antes de que Comencemos esta hermosa historia

de romance de época Dime desde dónde estás escuchando nuestras historias narradas Y cuéntame qué es lo que más te

gusta de nuestras historias de época me encanta leer los comentarios con sus opiniones el Palacio de montevie

resplandecía aquella noche de invierno como una joya engarzada en la oscuridad

Más allá de su gruesos muros de piedra el viento gélido hulula por los jardines

cubiertos de escarcha pero en el interior el calor dorado de cientos de candelabros iluminaba un salón de ba

colmado de esplendor lustres de cristal pendían del techo abovedado proyectando

destellos iridiscentes sobre el suelo de mármol pulido donde damas envueltas en

sedas y tafetanes se deslizaban en perfectas vueltas de vals la música

flotaba en el aire una melodía envolvente interpretada por una orquesta impecablemente

sincronizada la combinación del sonido de los violines los murmullos y risas

bajas de La Nobleza creaban una sinfonía de poder y privilegio desde su posición

en la cabecera del salón El príncipe adrienne de montevie observaba la escena

con la impasible expresión de un hombre acostumbrado a desempeñar un papel su

presencia era imponente vestido con un frac negro bordado en de oro llevaba el

cabello oscuro cuidadosamente peinado hacia atrás y el ángulo Severo de su mandíbula enfatizaba la fría

determinación de su mirada un espectador casual podría haber dicho que era la imagen misma de un monarca en control de

su corte pero en su interior adrien se sentía ajeno a todo aquello el baile la

riqueza las expectativas todo se amontonaba sobre sus hombros con el peso de una

responsabilidad que más pidió había organizado esa noche para su reino para

su madre para los consejeros que aguardaban ansiosos una confirmación

pero no para sí mismo Era una noche crucial todos esperaban que anunciara su

compromiso con Lady genevieve duret la hija del Duque de anju una unión

meticulosamente diseñada para fortalecer la estabilidad política de montevie y

ella estaba allí lady genevieve se movía con la elegancia de una mujer que sabía

exactamente cuál era su lugar en el mundo su vestido de un azul profundo estaba adornado con bordados en hilo

plateado que relucían bajo la luz de los candelabros su cabello rubio cenizo

recogido en un intrincado moño estaba adornado con una tihara de zafiros que complementaba sus ojos fríos y

calculadores genevieve no era una mujer impaciente pero adrien podía sentir la

expectativa en cada uno de sus gestos cada vez que sus miradas se cruzaban

ella le ofrecía una sonrisa tenue y controlada como si supiera que tarde o

temprano él haría lo correcto lo esperado adrien desvió la vista y se

llevó una copa de vino a los labios Aunque apenas sintió el sabor no se

trataba de si genevieve era adecuada para él se trataba de Si él tenía

elección en el asunto y la verdad era que no El Deber era claro un matrimonio

con Lady genevieve aseguraría la lealtad del Duque de anju reforzaría la economía

del reino y garantizaría la estabilidad que su madre la reina viuda Isabel tanto

anhelaba no era un hombre que se permitiera soñar con el amor había sido

esposo antes y aunque su matrimonio fue una Unión sin pasión había cumplido con

su deber como esposo y luego como viudo sin una queja El amor nunca había sido

parte de su vida pero en medio de todo ese deber y conveniencia algo lo

inquietaba un vacío inexplicable que se hacía más evidente cuando sus pensamientos lo llevaban a su hijo Luis

Adrián recorrió el salón con la mirada buscando sin pensar la cabecita rubia de su hijo entre la multitud Luis no debía

estar en el baile pero sí bajo el cuidado de su institutriz el niño Tenía

apenas 6 años y aunque adrien lo amaba en la única forma en que sabía hacerlo rara vez compartían tiempo juntos Luis

era una extensión de su deber El heredero de montevie y como tal debía

ser educado con el mayor rigor posible pero esa noche la ausencia de su hijo

provocó en él un apretón incómodo en el pecho no era preocupación

Exactamente no creía que nada le hubiera pasado pero la irritación lo atravesó al

notar que ni su institutriz ni su hijo estaban presentes en el ala designada

para ellos abandonando discretamente su copa sobre una mesa adrien se deslizó

entre los invitados y salió del salón sin que nadie lo detuviera los pasillos

del palacio estaban silenciosos salvo por el ocasional murmullo de los sirvientes que se movían en la penumbra

caminó con pasos largos y firmes hacia los aposentos de Luis pero cuando abrió la puerta encontró la habitación vacía

su mandíbula se tensó su hijo no era un niño Rebelde pero a veces con la

Inocente testarudez de la infancia lograba escabullirse de su institutriz Adrián dejó escapar un suspiro

controlado y continuó su búsqueda los corredores lo llevaron Más allá de los grandes salones del palacio lejos de la

música y el bullicio del baile a medida que se alejaba la luz de los candelabros

se tornaba más tenue y el aire más frío y entonces lo escuchó un sonido sutil un

murmullo de risa infantil que flotaba en el aire desde un salón menor adrien

avanzó con el ceño fruncido y al llegar a la puerta entre abierta se detuvo lo

que vio lo desarmó por completo el salón estaba apenas iluminado por la luz de la luna filtrándose a través de los