Diciembre de 1944. Las Ardenas. Un general estadounidense

recibe una llamada telefónica que cambiará el destino de 18,000 hombres atrapados en el infierno blanco. Al otro
lado de la línea, Eisenhauer le dice lo que todos piensan. Es imposible. salvar
Bastñe. Antes de que sea demasiado tarde. George Patton mira el mapa sobre su escritorio, traza una línea con el
dedo y responde con tres palabras que hacen temblar a todos los presentes. 48
horas. Los oficiales a su alrededor lo miran como si acabara de firmar su
propia sentencia de muerte. 130,000 soldados, 11,000 vehículos, 90º de
rotación completa, 100 millas a través de territorio enemigo en el peor
invierno que Europa ha visto en 40 años. Los manuales militares dicen que una
operación así tomaría tres semanas de planificación. Los expertos en logística
calculan que mover semejante fuerza requiere al menos 10 días. Los
meteorólogos advierten que las carreteras están sepultadas bajo 2 m de
nieve, pero Paton no está escuchando a los expertos, nunca lo ha hecho.
Mientras sus subordinados intentan explicarle por qué su plan es suicida, él ya está dando órdenes. Las divisiones
comienzan a moverse esa misma noche. En Bastoñe, los paracaidistas del asiento
kuno división aerotransportada están muriendo, rodeados por tres lados. sin
municiones, sin medicinas, sin comida. El comandante alemán les ha enviado un
ultimátum, rendición o aniquilación. La respuesta estadounidense fue una sola
palabra, nunca. Pero las palabras no detienen tanques, las palabras no
calientan cuerpos congelados. Cada hora que pasa, más sangre se mezcla con la
nieve. Los heridos gritan en la oscuridad. Los muertos se apilan como
leña y en algún lugar al sur, una columna masiva de acero y hombres está
girando hacia el norte contra toda lógica, contra toda probabilidad,
moviéndose a través de la noche como una serpiente de hierro. Al frente de esa
columna, en un jeep abierto bajo la nieve, va un hombre con dos pistolas de
marfil en la cintura, un hombre que cree que la guerra es un arte, un hombre que
está a punto de intentar lo imposible. Esta es la historia de la apuesta más
grande de la Segunda Guerra Mundial, la historia de cómo un general apostó todo
en una maniobra que todos llamaron suicida. La historia de cómo la locura y
el genio se encuentran en el filo de una navaja. La historia de cómo George
Patton salvó a un ejército entero haciendo exactamente lo que nadie creía
posible. Y todo comenzó con una promesa que ningún hombre cuerdo habría hecho.
Hay momentos en la historia donde un solo hombre puede cambiar el curso de
una guerra, donde una decisión tomada en segundos determina si miles vivirán. o
morirán. La batalla de las ardenas fue uno de esos momentos. Hitler había lanzado su
última jugada desesperada, arrojando 200,000 soldados contra las líneas
aliadas en un ataque sorpresa masivo. Las divisiones estadounidenses se
desmoronaban. El pánico se extendía por el alto mando y en el centro de ese caos, una ciudad
belga llamada Bastón se convirtió en el punto donde se decidiría todo. Lo que
vas a escuchar ahora no es la versión sanitizada que aparece en los libros de texto. Esta es la historia real, brutal
y sangrienta de como George Patton ejecutó la maniobra militar más audaz
del siglo XX. Verás como un hombre considerado demasiado violento,
demasiado impulsivo, demasiado peligroso para el mando, se convirtió en la única
esperanza de salvación. Sentirás el frío que congelaba la carne. Escucharás los
gritos de los moribundos. Caminarás junto a los soldados que marcharon 100
millas a través del infierno blanco. Esta no es una historia de héroes perfectos. Paton era un hombre complejo,
brutal, brillante y profundamente defectuoso. Creía en la reencarnación.
Lloraba al leer poesía, abofeteaba soldados con trauma de combate. Y cuando
llegó el momento más oscuro de la guerra, fue el único con el coraje de hacer lo imposible. Sus superiores
pensaron que estaba loco. Sus enemigos subestimaron su velocidad. Sus propios
hombres dudaron de que pudieran lograrlo. Pero algo extraordinario
sucedió en esos días finales de diciembre de 1944. Algo que desafió todas las leyes de la
logística militar. Algo que los alemanes consideraron imposible hasta que vieron
los tanques Sherman atravesando sus líneas. La tercera armada de Paton se
movió más rápido, más lejos y con más precisión que cualquier fuerza en la
historia militar moderna y lo hizo bajo el fuego enemigo constante. Antes de
continuar, si estas historias de guerra te apasionan tanto como a mí, suscríbete
al canal ahora mismo, dale like a este video y en los comentarios déjame saber
desde qué país y ciudad nos estás viendo. Quiero saber dónde están los verdaderos fanáticos de la historia
militar. Ahora sí, prepárate porque lo que viene es una historia de sangre,
nieve y acero. Una historia donde la línea entre la locura y el genio se
vuelve invisible. 16 de diciembre de 1944,
4:30 de la madrugada, las ardenas belgas duermen bajo un manto de niebla espesa
como el humo. 80,000 soldados estadounidenses descansan en sus
posiciones, convencidos de que los alemanes están acabados. La inteligencia
aliada ha reportado que el enemigo carece de recursos para una ofensiva mayor. Los generales duermen tranquilos.
Los soldados escriben cartas a casa hablando de pasar la Navidad en paz.
News
“LLÉVELO SIN PAGAR”, DIJO EL LECHERO ANCIANO AL FORASTERO… PERO ERA JESÚS EN PERSONA…
Las ruedas oxidadas de la bicicleta chirriaban en la madrugada costarricense, cada pedaleo una agonía que atravesaba el abdomen consumido…
PROMÉTEME DARME UNA COMIDA, YO TRAIGO DE VUELTA A TU HIJA… DIJO EL NIÑO MENDIGO AL EMPRESARIO
Prométame darme una comida y le traigo a su hija de vuelta”, le dijo el niño mendigo al empresario. Santiago…
NO TE LO TOMES, TU EX LE PUSO ALGO… DIJO EL NIÑO AL EMPRESARIO Y SU REACCIÓN IMPACTÓ A TODOS
No te lo tomes, tú, expuso algo”, dijo el niño al empresario y su reacción dejó a todos impactados. Javier…
La Dieron Por Muerta — Hasta Que Supieron Que Era Una Coronel SEAL De Incógnito
está muerta. Déjenla. El desierto se encargará del resto. La voz de su propio comandante crepitó por la radio fría…
ELLA DIJO PUEDO CURARTE… EL MILLONARIO NO LE CREYÓ Y SE FUE A DORMIR, PERO CUANDO DESPERTÓ…
Ella dijo, “Yo puedo curarte.” Millonario se fue a dormir, pero cuando despertó, Eduardo Sánchez llevaba 93 días consecutivos despierto,…
UN ZAPATERO QUEBRADO DIO ZAPATOS A UN NIÑO DESCALZO… Y JESÚS LO HIZO MILLONARIO…
El aroma de cuero viejo y sueños rotos llenaba el taller abandonado de zapatos Cervantes en el corazón de Guanajuato….
End of content
No more pages to load






