Alejandro Iero nace en julio del 356 anes de Cristo en pela la capital del

reino de Macedonia, o sea, antigua Grecia. Y de momento no tiene el Magno en su nombre. Este es un título que el

mundo le dará después. Este es el de niño. Bueno, no del todo porque esto pasó hace muchísimo tiempo y en ese

entonces no había cámaras, ni fotos, ni nada parecido. Solo quedaron algunos escritos y esculturas hechas en su honor

que hoy nos ayudan a imaginar cómo pudo haber sido. Por eso, para este video usamos dramatizaciones basadas en lo que

se sabe de su vida. Al tratarse de hechos históricos tan antiguos, no todo se puede comprobar con un 100% de

certeza. Pero lo que escucharás a continuación es lo que los historiadores han logrado reconstruir hasta hoy.

Alejandro nació siendo hijo del rey Filipo II de Macedonia, una estratega brillante perteneciente a la dinastía

Argueada. En el momento de su nacimiento, Filipo se encontraba en pleno proceso de unificar el territorio griego. Porque sí, Grecia fue de las

civilizaciones que marcaron un antes y un después en el arte, filosofía y arquitectura, pero estaba lejos de ser

un país unido. Era un conjunto de ciudades estadoindes, llamadas polis

como Atenas, Esparta, Tebas o Corinto. Cada una tenía su propio gobierno, sus leyes, su ejército y hasta su moneda. Y

aunque a veces se alian, existían tensiones, traiciones y las guerras eran constantes. Sin embargo, no siempre fue

así. Aproximadamente 100 años antes del nacimiento de Alejandro, todas estas polis lograron unirse temporalmente

frente a un enemigo común, el Imperio Persa. Desde lo que hoy es Irán, los persas intentaron conquistar Grecia y

esa amenaza dio lugar a batallas legendarias como Maratón y las termópilas, en las que los griegos por

única vez lucharon juntos. Pero esa unidad fue breve. Con el tiempo, las viejas rivalidades reaparecieron y tras

las guerras del Peloponeso, especialmente entre Atenas y Esparta, Grecia quedó profundamente debilitada,

dividida y políticamente inestable. Filipo vio en ese caos una oportunidad. Fortaleció el reino de Macedonia con

reformas militares, entre ellas mejoró la falange e intervino en las polis griegas mediante guerras, tratados y

alianzas estratégicas con un objetivo, unificar Grecia bajo su liderazgo. Sí, por poder, pero también para lanzar una

campaña militar contra los persas, el eterno enemigo que seguía siendo una amenaza para la paz de Grecia. Alejandro

crece en esta Grecia dividida y desde pequeño lo preparan para ser rey. Lo educan con el mejor maestro de la época

que es Aristóteles, uno de los filósofos más importantes de la historia. Con él aprende muchas cosas: filosofía,

ciencia, ética, política, lógica y geografía. Todo lo que un líder necesita para entender el mundo. Su padre aprende

lo otro. Cómo liderar, cómo pensar en el campo de batalla, trazar estrategias y dominar ejércitos. De su madre aprende

cosas distintas. Olimpia le habla de los dioses, de señales, de sueños, de dioses del Olimpo que bajan a la Tierra para

mezclarse con los humanos y hasta tienen hijos con ellos. De esta mitología, uno de los personajes más importantes era

Zeus, rey del Olimpo y padre de muchos emidioses que se volvieron héroes como Perseo o Hércules. Luego estaban sus

hermanos Poseidón, rey de los mares, y Hades, rey del inframundo. Esto era importante porque cuando empieza a

conquistar otras tierras, vas a ver cómo moverse entre dioses de otras religiones y adaptarse con respeto. Tanto así que

incluso llegará a ser proclamado faraón en Egipto. Pero en un momento vamos con eso. Desde pequeño la madre de Alejandro

le decía que él no era hijo de Filipo, sino de Zeus. La leyenda cuenta que Olimpia soñó con una serpiente que se

deslizó sobre su cuerpo la noche en que fue concebido y Olimpia interpretó esto como una señal divina. Así que le contó

a Alejandro que era descendiente directo de los dioses. Además, los reyes de Macedonia afirmaban descender de Heracles y su propia familia, la realeza

de Eepiro, desea provenir de Neoptólo, hijo de Aquiles. Es decir, incluso dentro de la genealogía tradicional,

Alejandro era visto como heredero de sangre heroica y su madre le hablaba de esto con orgullo. Era como si desde la

cuna le dijera que no era un niño cualquiera, era heredero del mito. Puede ser que por eso desde muy joven

Alejandro empezó a obsesionarse con los héroes de la mitología griega, especialmente con Aquiles, a quien admiraba. Y esto es algo que encontré

bastante interesante por las cosas que sucederán más adelante, así que tienes que conocer la historia de Aquiles para

entender bien lo que vendrá. Aquiles nació siendo el hijo de un rey, una diosa marina, es decir, era un semidios.

Pero su madre, que podía ver el futuro, sabía que Aquiles tenía dos posibles caminos. Una vida larga, tranquila y sin

gloria, o una vida corta, pero inmortalizada en la memoria de los hombres. Tetis, como madre que teme por

su hijo, intentó cambiar ese destino. Primero trató de hacerlo invulnerable, sumergiéndolo en las aguas del río del

inframundo, sosteniéndolo solo por el talón y volviendo este su punto débil. Luego, cuando creció, lo escondió para

evitar que fuera a la guerra de Troya. Pero en la mitología griega, el Moira, el destino, está incluso por encima de

los dioses. Con los años, Aquiles fue raptado por un centauro, entrenado y se convirtió en un guerrero. Y aunque sabía

que moriría joven si peleaba, también sabía que su nombre viviría para siempre. Así que eligió la gloria, se

convirtió en un guerrero inigualable y temido por sus enemigos. Su nombre resonó por todos los rincones hasta que

un mal día, una flecha lo alcanzó en el talón y murió entre los 25 y 30 años de edad, inmortalizando su nombre y su

historia. Quiero que recuerdes esta historia y esta parte de la infancia de Alejandro influenciada por las historias

que su madre le contaba, porque será importante para tratar de entender la historia de Alejandro. Sin embargo, a

medida que Alejandro crece, el ambiente en su casa se complica. La atención aparece cuando su padre empieza a

casarse con otras mujeres para formar alianzas políticas y seguir expandiendo su poder. Eso es bueno para Macedonia,

pero no para Alejandro, porque si nace otro hijo varón, podría quitarle el lugar que le han venido preparando desde

pequeño. El trono no se hereda solo por ser el mayor. Hace falta apoyo político, fuerza dentro de la familia real y

aceptación de la nobleza. Por eso, cualquier nuevo hijo de Filipo se vuelve una amenaza. Alejandro aprende pronto

que nada está garantizado y que incluso dentro de su propia familia puedencer rivales. Y eso más adelante volverá a

repetirse. Por suerte, Alejandro no está tan solo en este entorno. Se hace amigo de Efestión, alguien con quien comparte

la formación militar. se vuelven muy buenos amigos, tan cercanos que incluso hoy muchos creen que fueron algo más que

eso. Pasa el tiempo y ahora con 18 años ya está listo para demostrar en el campo lo que ha aprendido. Su primera gran

prueba es queronea, un enfrentamiento importante contra las ciudades griegas que se resisten a la invasión que su

padre Filipo comienza. En Queronea, las tropas macedonias se enfrentan a una alianza formada principalmente por

Atenas y Tevas en una batalla intensa y decisiva donde Alejandro demuestra valentía y estrategia a liderar a su