En el año 1782, mientras Europa se bañaba en la luz de la Ilustración, en Glarus, un conservador y aislado cantón suizo, se estaba apagando una vida. Hacía cuatro años que Voltaire había muerto. La Enciclopedia de Diderot estaba completa. La Revolución Americana acababa de fundar una nación sobre la razón y los derechos naturales. En los grandes centros europeos, la creencia en la brujería era una superstición medieval ridícula.
Pero en Glarus, la historia era diferente.
Anna Göldi tenía 48 años. Era una empleada doméstica, una madre soltera marcada por el escándalo de una hija ilegítima, una mujer sin protección masculina ni conexiones poderosas. En esta comunidad montañosa, gobernada por una élite religiosa tradicional, Anna estaba a punto de convertirse en la última persona ejecutada por brujería en Europa Occidental.
Su historia, sin embargo, no es un simple cuento de superstición atrasada. Es una historia de abuso de poder, del encubrimiento de un escándalo que involucraba a una figura prominente y de cómo la acusación de brujería se convirtió en el arma perfecta para eliminar a un testigo inconveniente.
Anna había nacido alrededor de 1734. Su vida estuvo marcada por la vulnerabilidad económica y la discriminación. Tras ser acusada (aparentemente sin fundamento) de envenenamiento en 1765, fue desterrada del cantón. Sin embargo, en 1780, desesperada por trabajo, regresó y encontró empleo en la casa de Johan Jacob Tschudi, un hombre prominente: médico, periodista y miembro del Consejo Municipal.
Anna cuidaba de la casa y de los niños, pero la situación pronto se deterioró. Las evidencias sugieren que Tschudi, un hombre casado, inició una relación inapropiada con ella. En una sociedad patriarcal, Anna tenía poco poder para rechazar a su empleador. Cuando la esposa de Tschudi, Susana, descubrió o sospechó la relación, su ira no se dirigió contra su marido, sino contra la empleada.
A principios de 1782, la hija menor de Tschudi, Anna Miguele, de 8 años, comenzó a tener episodios extraños: vomitaba y supuestamente escupía agujas y alfileres. Los médicos no encontraron explicación. En febrero, Tschudi y su esposa acusaron formalmente a Anna Göldi de haber hechizado a la niña.
La acusación era absurda. La brujería como crimen legal había sido abolida en la mayor parte de Suiza décadas antes. Pero Glarus era diferente, y Tschudi tenía la influencia suficiente para que la acusación fuera tomada en serio.
Anna fue arrestada el 27 de febrero. Durante meses, negó firmemente todos los cargos. Pero en junio, tras cuatro meses de presión psicológica, las autoridades aplicaron la tortura. Utilizaron el “polé”, un método que suspendía a la víctima por las muñecas atadas a la espalda, dislocando dolorosamente los hombros.

Bajo una agonía extrema, Anna confesó. Admitió haber hecho un pacto con el diablo y haber hechizado a la niña.
El juicio fue una farsa judicial. El tribunal estaba compuesto por miembros de la élite local, muchos de ellos conectados socialmente con Tschudi. Anna no tuvo una defensa adecuada. Sin embargo, el tribunal se enfrentó a un problema: ejecutar a alguien por “brujería” en 1782, en plena Era de la Razón, provocaría un escándalo internacional.
Así que manipularon la ley. Oficialmente, no condenaron a Anna por brujería, sino por “envenenamiento”, un crimen capital, basándose en la acusación sin pruebas de que había dado veneno a la niña. Esta artimaña legal permitió la ejecución mientras se evitaba la vergonzosa palabra “brujería”.
El 13 de junio de 1782, Anna Göldi fue llevada al lugar de ejecución. Tuvo la oportunidad de hacer una declaración final, donde protestó por su inocencia. Fue decapitada. Tenía 48 años.
El caso causó controversia en periódicos alemanes y de otras partes de Suiza, que lo vieron como un anacronismo bárbaro. Pero las autoridades de Glarus defendieron su acción, y el caso fue gradualmente olvidado.
Durante más de 200 años, la historia de Anna Göldi permaneció en la oscuridad. Suiza, orgullosa de su tradición de democracia y racionalidad, no estaba ansiosa por publicitar que había ejecutado a una mujer por brujería mientras la Revolución Francesa estaba a la vuelta de la esquina.
El silencio se rompió a finales del siglo XX. El historiador Walter Hauser, en 1982, publicó una investigación argumentando convincentemente que Anna fue víctima de un asesinato judicial. Las acusaciones, argumentó Hauser, fueron fabricadas para proteger la reputación de Tschudi, quien probablemente había abusado de ella y necesitaba silenciarla.
Este trabajo generó un movimiento para su rehabilitación. Finalmente, el 2 de junio de 2008, el Parlamento del Cantón de Glarus aprobó una resolución reconociendo oficialmente que Anna Göldi fue víctima de una injusticia judicial. La resolución declaró que el juicio fue defectuoso y que la confesión fue obtenida bajo tortura.
Hoy, un museo y un memorial en Glarus preservan su historia. Anna Göldi es recordada, pero no como la bruja que nunca fue. Es recordada como una mujer vulnerable que fue aplastada por un sistema legal corrupto, sacrificada para proteger la reputación de un hombre poderoso. Su rehabilitación, aunque tardó dos siglos, cerró el capítulo de una de las mayores injusticias de la historia suiza.
News
Madre e hijo encerrados por 20 años: abrieron la jaula y hallaron a 4 personas
Los Secretos de Cold Branch Hollow I. El Mapa Mudo Más allá de donde el asfalto se rinde ante la…
El terrible caso del predicador religioso que encerraba a niños negros en jaulas por motivos de «fe»
El Silencio de la Arcilla Roja I. El Lugar que No Figuraba en los Mapas Más allá de las veinte…
La horrible historia de la mujer necrófila forense en Nueva York, 1902
La Geografía del Silencio: El Misterio de la Casa Bell En un valle silencioso donde las colinas bajas se encorvan…
(Ouro Preto, 1889) El niño más consanguíneo jamás registrado: un horror médico
La Sangre de los Alcântara: El Legado de Ouro Preto La lluvia golpeaba con una violencia inusitada contra los cristales…
La Ejecución TERRORÍFICA de Ana Bolena—Lo Que REALMENTE Pasó en Sus Últimos Minutos | Historia
El Último Amanecer de la Reina: La Verdadera Muerte de Ana Bolena La luz grisácea del amanecer se filtró por…
PUEBLA, 1993: LA MACABRA RELACIÓN DE LOS HERMANOS QUE DURMIERON DEMASIADOS AÑOS JUNTOS
La Sonata de los Condenados: El Secreto de la Casa Medina En la colonia La Paz de Puebla, donde las…
End of content
No more pages to load






