El contexto para entender por completo el caso da mucho antes, de hecho, desde antes que se fundara la compañía por un

hombre llamado Gucci Gucci. Este nace en 1881 en Florencia, Italia. Sus padres se

dedican a hacer sombreros de paja, un trabajo que apenas les da para sobrevivir. Así que cuando Gucho cumple

16 años, empaca lo poco que tiene y se va a Londres en búsqueda de mejores oportunidades. Consigue trabajo como

portero en el elegante Hotel Saboy, considerado el más lujoso de Europa en ese momento. En ese lugar solo llegan

aristócratas, millonarios y celebridades. Ahí Gucho descubre un universo completamente diferente al que

conocía, un mundo de elegancia y detalles exquisitos que lo fascinan. Este momento es importante porque aquí

Gucho conoce a la fuerza que va a dominar su vida y la de su familia, la riqueza. Por riqueza me refiero a esa

mezcla de lujo, poder, prestigio y control que parece prometer una felicidad absoluta. Pero es un canto de

sirena. No se duce con su brillo, mientras al final puede terminar por consumirnos y destruirnos. Esa fuerza

será la que con el tiempo hará y desará a la familia Gucci. Como portero hay algo que le llama especialmente la

atención a Guucho, el equipaje. Son los baúles más finos que ha visto. De hecho, muchas de ellos son de Luis Buitón, que

en ese tiempo ya domina el mercado. Yucho viene de Florencia, una ciudad famosa por sus artesanos del cuero, así

que no puede evitar pensar que él también podría ser equipaje así o incluso mejor. Ahí nace sueño, crear

piezas de lujo con su propio nombre que lo acerca en ese mundo que ahora solo puede mirar desde lejos. Después de unos

años en Londres, Gucho se casa con Aida Calbelli y regresa a Florencia. Sigue con la meta de crear algo propio, pero

antes de abrir su taller decide dedicarse a aprender todo lo que puede sobre el cuero. Cuando por fin siente que está listo, da el paso. En 1921, con

40 años, abre una pequeña tienda en vía de la Vigne nueva llamada Guccio Gucci

Anco. Al principio solo vende equipaje, pero pronto empieza a incorporar accesorios para montar a caballo,

carteras, cinturones y bolsos de mano. El negocio comienza a crecer, así que Gucho involucra a sus hijos en el

negocio. Con mucha atención porque esto va a ser clave para todo el drama que vendrá después. Para este momento, Gucho

y Aida tienen cinco hijos. Hugo, del primer matrimonio de Aida, Grimalda, la única hija, y los tres varones, Aldo,

Vasco y Rodolfo. Hugo no muestra mucho interés por la empresa, así que queda fuera. Por su parte, Lucho no ve a

Grimalda como una candidata fuerte para el negocio porque es mujer y ya sabes cómo era la mentalidad en esa época. Así

que puede ayudar en la tienda, pero no participar en las decisiones. Luego viene Aldo, que demuestra un talento

natural para vender y un buen colmillo para los negocios. Después está Vasco, que se encarga de supervisar el taller.

Y por último, Rodolfo, el más artístico. El problema es que este sueña con ser actor de cine, por lo que deja la tienda

familiar para perseguir esa pasión. Así, de los cinco hijos de Gucho, solo dos se

involucran realmente en el negocio. Y Aldo claramente destaca. Uo lo ve como su heredero, le enseña todo lo que sabe

y juntos logran que las ventas crezcan poco a poco. Al mismo tiempo, Aldo conoce a Allwen Price, una joven inglesa

de la que queda completamente fascinado. El 22 de agosto de 1927 se casan. Poco

después tienen a Giorgio y más tarde a Paolo y Roberto. Por ahora no hace falta memorizar esos nombres. Primero vamos a

concentrarnos en la primera y segunda generación. Los conflictos de la tercera y los más fuertes de todos ya llegarán

después. Grimalda también se casa con un hombre llamado Giovanni Vitali. Lo interesante aquí es que justo por esos

momentos Guchu enfrenta un problema financiero grave que podría obligarlo a cerrar la tienda. Giovanni queriendo

ayudar a su suegro pone el dinero y logra rescatar el negocio. Recuerda bien este gesto porque en unos años cuando

llega el momento de repartir la herencia, ese apoyo económico que literalmente evitó que Gucci quebrara no

será reconocido ni valorado como Giovanni y Grimalda esperan. Para 1930, Gucho se da cuenta de que la mayoría de

sus clientes son de alta sociedad italiana y muchos de ellos pasan gran parte de su tiempo libre montando a

caballo. Inspirado por este mundo y sabiendo que hay una buena oportunidad, decide convertirlo en parte de la

identidad de Gucci. Toma la mordida del caballo, esa pieza metálica que une las riendas y la transforma en adornos para

bolsos. Luego se fija en la correa que sujeta la silla del caballo con su franja verde roja verde y la adapta como

un detalle decorativo. Así crea los primeros símbolos de la marca Gucci. Unos años después, las cosas se

complican. En 1935, Benito Mussolini, el primer ministro de Italia, decide invadir Etiopía, que en ese momento se

llama Abicinia. En consecuencia, la Liga de las Naciones, que es algo así como la versión antigua de la ONU, castiga a

Italia prohibiéndole importar materiales del extranjero. El problema es que Gucci depende del cuero importado para

fabricar sus bolsos y de un día para otro se vuelve casi imposible de conseguir. Afortunadamente, Gucho

descubre una alternativa. Una fibra de cáñamo tejida traída desde Nápoles crea un nuevo tipo de bolso con un patrón de

rombos marrones que rápidamente se convierte en un fenómeno. Con ese impulso, Aldo empieza a pensar en abrir

otra tienda ahora en Roma. Guchio duda le parece demasiado arriesgado, pero su hijo, buscando más dinero y alcance

insiste. Así, en 1938 abren su segunda tienda en vía de Icondoti. En poco

tiempo se vuelve un éxito total que hace que Aldo se enamore aún más de una fuerza seductora llamada riqueza. Justo

cuando todo parece ir mejor que nunca, llega otro golpe, la Segunda Guerra Mundial. Otra vez, conseguir cueros se

vuelve casi imposible. Los Gucci se las ingenian y encuentran una alternativa. En el bambú japonés diseñan un bolso con

asas de bambú, algo completamente distinto a todo lo que existe. A la gente le encanta y pronto se convierte

en uno de sus productos más buscados. Para ese momento, Rodolfo, el hijo menor de Gucho, lleva varios años trabajando

como actor de cine. Aparecen casi 40 películas, pero nunca logra un papel importante, lo que le hace replantearse

y cambiar de rumbos. Decida llamar a su padre para pedirle una oportunidad en la empresa familiar. Para su suerte, Guchio

acepta y lo manda a encargarse de la nueva tienda en Milán. Rodolfo se muda allá con su esposa Alesandra y años

después tienen un hijo al que nombra Mauricio. En el año 1953,

Aldo da un paso decisivo para el negocio. Abre la primera tienda de Gucci fuera de Italia y elige un lugar muy

simbólico. La inaugura en el hotel Saboy en Nueva York, la misma cadena donde décadas atrás Guchu había trabajado como

portero y donde nació la visión que comenzó la marca. Pero con este hecho llega una poética tragedia. Pareciera

que el destino cierra un ciclo justo en ese momento, porque apenas unos meses después Gucho Gucci fallece y con el

fallecimiento de la cabeza de la empresa que había estado amasando mucho dinero, llega una situación interesante, la

repartición de la herencia. En el testamento se revela que de sus cinco hijos Gucho solo deja el negocio a tres.