7 de junio de 1945.

Cielos sobre Luzón, Filipinas. Un piloto

mexicano de 24 años llamado José

Espinoza Fuentes vuela su P47

Thunderbolt a 500 km porh hacia una

formación de cazas japoneses. Cinco

contra uno. Las probabilidades son

imposibles. Su comandante le ordena por

radio que regrese a la base, que es

suicidio, que viva para luchar otro día.

Pero José no se retira porque lleva

pintada en su avión una bandera mexicana

y un águila devorando una serpiente y no

vino desde el otro lado del mundo para

huir. En los siguientes 30 minutos, José

Espinoza hará lo imposible. Derribará

cinco aviones enemigos en combate aéreo,

uno por uno, convirtiéndose en el único

as mexicano de la Segunda Guerra

Mundial. Esta es la historia que México

olvidó, la historia del Escuadrón 2011,

los Águilas aztecas, los únicos soldados

latinoamericanos que lucharon en el

frente del Pacífico y del hombre que

demostró que el valor no se mide por el

tamaño de un ejército, sino por el

tamaño del corazón de sus soldados. Mayo

de 1942.

México era un país neutral que intentaba

mantenerse fuera de la guerra que

consumía al mundo, pero la neutralidad

tiene un precio y a veces ese precio se

paga en sangre. El 13 de mayo, el buque

petrolero mexicano potrero del Llano

navegaba pacíficamente por el Golfo de

México cuando un submarino alemán U564

lo torpedeó sin advertencia. 13

marineros mexicanos murieron en las

aguas heladas. El barco se hundió en

minutos. Una semana después, el 20 de

mayo, otro petrolero mexicano, el Faja

de Oro, fue torpedeado por el U106.

Otros siete mexicanos murieron. Alemania

había atacado a México y México

respondió de la única forma posible con

una declaración de guerra. El 22 de mayo

de 1942,

el presidente Manuel Ávila Camacho

declaró que México estaba en estado de

guerra contra las potencias del eje,

Alemania, Italia y Japón.

Pero había un problema. El ejército

mexicano no tenía capacidad para

proyectar fuerza más allá de sus

fronteras. No tenía portaaviones, no

tenía bombarderos de largo alcance, no

tenía la logística para enviar decenas

de miles de soldados al otro lado del

mundo. Entonces, México tomó una

decisión histórica. enviaría lo mejor

que tenía, una unidad de élite, los

mejores pilotos, los más valientes, los

que estuvieran dispuestos a morir lejos

de casa, por defender el honor de la

nación. Así nació el Escuadrón 2011. En

1944,

el gobierno mexicano convocó voluntarios