En el Bosque y en el Vacío: La búsqueda de seis años del asesino de Kevin Marshall
El Parque Nacional de las Grandes Montañas Humeantes, un lugar de impresionante y antigua belleza, albergó un oscuro secreto durante seis largos años. El 24 de agosto de 2017, Kevin Marshall, un turista de 24 años de San Luis, emprendió una caminata en solitario por el accidentado y poco popular sendero de 32 kilómetros. Condujo su sedán gris hasta el estacionamiento, firmó el registro de visitantes y desapareció. Seis años después, un devastador huracán finalmente hablaría por él, revelando su cuerpo dentro de un roble hueco, envuelto en la tela de su propia tienda de campaña.

Esta es la historia de un caso sin resolver resucitado por la furia de la naturaleza y resuelto mediante un incansable trabajo detectivesco, exponiendo un crimen que no nació de una gran conspiración, sino de la ira y la prepotencia.

La Desaparición: Un Fantasma en la Naturaleza
Kevin Marshall era un senderista experimentado y cauteloso que ansiaba unos días de soledad. Antes de partir, envió un mensaje estándar a su amigo de la universidad, Tyler, dándole las coordenadas y prometiéndole que se reportaría desde el río en dos días. El último mensaje que Tyler recibió de Kevin, la noche del 25 de agosto, simplemente decía que todo estaba bien.

El teléfono de Kevin se registró por última vez en la red el 26 de agosto, con señales provenientes de una zona densa e inaccesible a unos 5 km del inicio del sendero, un lugar alejado del sendero oficial.

Cuando Kevin no se reportó para el 29 de agosto, Tyler alertó al servicio de parques. Se inició una gran operación de búsqueda que duró dos semanas. Guardabosques, voluntarios y perros rastrearon un radio de 10 km desde la última señal conocida. No encontraron nada. El auto de Kevin estaba encerrado en el estacionamiento. Su tienda de campaña, su saco de dormir y todo su ser parecían haberse evaporado entre la espesa espesura de rododendros y los troncos caídos del terreno accidentado. No había señales de lucha, ni campamento, ni fogata. Kevin Marshall se había convertido en un fantasma en la naturaleza.

El caso se estancó. Los investigadores revisaron su vida —estabilidad financiera, relaciones personales sólidas, sin enemigos conocidos— y no encontraron ningún motivo para una desaparición voluntaria ni un crimen. La única pista intrigante era el recuerdo de un amigo de que Kevin había planeado inicialmente ir de excursión con alguien que conoció en línea: un usuario llamado Brandon Reed.

La Primera Mentira: La Falsa Coartada de Brandon Reed
Cuando los investigadores localizaron a Brandon Reed, un residente de Knoxville de 31 años que reparaba equipo de senderismo, admitió sin reservas que habían planeado la excursión. Pero afirmó que se había echado atrás en el último minuto debido a “asuntos laborales urgentes”, disculpándose con Kevin por teléfono y sin entrar nunca al parque.

Su historia se desmoronó rápidamente. Una revisión de su coartada reveló que había salido temprano del trabajo el 24 de agosto. Un análisis más profundo de sus registros telefónicos reveló la primera pista crucial: el teléfono de Brandon había sido registrado por una torre que cubría la entrada del sendero de 32 kilómetros durante todo el día 25 de agosto.

Al ser confrontado, Brandon cambió su versión de los hechos. Afirmó que solo había ido al estacionamiento para explicar su cancelación en persona, habló con Kevin y luego se fue. ¿Por qué mintió? Alegó miedo: miedo a ser implicado debido al sospechoso horario.

Una prueba de polígrafo, aunque inadmisible en el tribunal, indicó además que mentía sobre no haber entrado en el bosque. Sin un cuerpo, motivo ni pruebas físicas directas, la investigación se estancó. Brandon contrató a un abogado, y el caso de Kevin Marshall quedó en el limbo de los casos sin resolver.

La revelación del huracán: Un cuerpo en un árbol

El 23 de octubre de 2023, seis años después de la desaparición de Kevin, un poderoso huracán azotó la región. Posteriormente, un equipo de guardabosques que limpiaba escombros en el sendero de 32 kilómetros descubrió un enorme roble caído. Era viejo y hueco. Dentro del tronco hueco, los trabajadores encontraron un bulto oscuro y firmemente atado.

El bulto, envuelto en los restos de una tienda de campaña verde oscuro, no era basura. Contenía los restos óseos de un ser humano. La identidad se confirmó rápidamente mediante registros dentales y ADN: Kevin Marshall.

El examen forense del cráneo reveló una fisura fatal en la región occipital, característica de un golpe con un objeto contundente y pesado, asestado por la espalda. De manera crucial, los expertos encontraron un trozo de tela gruesa y clara —posteriormente identificado como un trozo de una camiseta blanca de algodón— metido profundamente en la boca, lo que indica un intento deliberado de amordazar o silenciar a la víctima.

El cuerpo había sido enrollado cuidadosa y firmemente en la tela de la tienda, y su posición era consistente con la de haber sido cargado o arrastrado. Pero dos pequeños detalles finales pusieron el caso al rojo vivo:

Se encontró un trozo de un guante de trabajo de goma negro en el bolsillo de la chaqueta de Kevin.

La tela de la tienda tenía restos de un parche de reparación específico y pulcro en una pared.

La red se cierra: Tiendas, guantes y confesiones
Los investigadores volvieron de inmediato a Brandon Reed, el único sospechoso. Su enfoque pasó del “quién” al “cómo” y el “por qué”, utilizando la nueva evidencia física.

Compararon el equipo de Kevin y descubrieron que la tienda utilizada para envolver su cuerpo —una tienda Green Valley— no fue comprada por Kevin.