El Velo de la Oscuridad: La Mujer Ciega y el Engaño de los Ocho Hermanos (Nueva Inglaterra, 1856)

El aire en la granja Stonehaven, Nueva Inglaterra, en 1856, era perpetuamente frío, incluso en verano. La granja era propiedad de la familia Hawthorne, conocida en el condado mas por su aislamiento y su fortuna antigua que por su virtud. La casa, un edificio imponente de piedra gris, era el dominio de ocho hermanos varones: Elías, Silas, Jedediah, y otros cinco, todos ellos hombres solteros, taciturnos y devotos de una estricta fe puritana que rayaba en la paranoia. Tras la muerte de sus padres, los hermanos Hawthorne se dedicaron a una única obsesión: preservar la pureza y la unidad de su linaje y su tierra.

En medio de esta austeridad sombría vivia la única hermana, Lydia Hawthorne . Lydia había quedado ciega a los doce años a causa de una enfermedad devastadora. Su ceguera, en lugar de ser una tragedia, fue cooptada por sus hermanos como un símbolo de la “pureza virginal y desinteresada” de la familia. Al ser incapaz de ver el mundo exterior, la consideraban inmune a sus tentaciones. Lydia era dulce, de voz suave y talentosa con el piano, su único vinylulo con la belleza.

La fortuna Hawthorne, aunque vasta, tenía un problema central: todos los hermanos sufrían de una debilidad genética. Tres de ellos eran estériles, y los demás tenían constituciones frágiles que les impedían casarse y asegurar descendencia en un mundo donde la esposa era necesaria. Los hermanos estaban aterrorizados de que su linaje se extinguiera y Stonehaven cayera en manos de primos lejanos y, para ellos, “indignos”.

Fue el hermano mayor, Elías, el mas calculador y temible, quien ideó el plan retorcido. La solución estaba, irónicamente, justo bajo su techo: su hermana ciega, Lydia.

Lydia, always incapaz de ver o distinguir los rostros, will convirtió en el recipiente perfecto para su retorcido plan. Los hermanos conspiraron para mantener a Lydia en un estado de ignorancia total sobre sus relaciones. Argumentaron que casarse con ella sería el único modo de garantizar que la sangre Hawthorne no se diluyera.

El primer matrimonio fue con Elías. Lydia, a costumbrada a la obediencia estricta, aceptó dócilmente las palabras de sus hermanos sobre “el deber y la piedad”. La ceremonia fue privada, oficiada por un clérigo sumiso, y el matrimonio se mantuvo en el mas absoluto secreto del mundo exterior, que solo sabía que Lydia estaba recluida en la granja.

Elías y Lydia consumaron el matrimonio, y al año siguiente, Lydia dio a luz a su primer hijo, un varón robusto.

A partir de ahí, el plan de los hermanos Hawthorne se volvió sistemático y grotesco. La ceguera de Lydia y la rigidez de las costumbres de la granja fueron los velos perfectos para el engaño.

El Velo de la Ceguera: Para Lydia, un hombre era definido por su voz, su tacto y su olor. Todos los hermanos se vestían con la misma ropa tosca, usaban el mismo perfume de sándalo barato y mantenían un silencio sepulcral en la Casa. Los hermanos, que compartían una semejanza física notable, manipularon esto a su favor.

Cada año, oa veces cada dos, un “hermano” diferente se presentaba en el dormitorio de Lydia como su esposo. Elías le decía: “Lydia, por el deber del linaje y la voluntad de Dios, hoy será tu esposo quien te visite, para asegurar la continuidad de nuestra sangre.”

Lydia nunca supo que el hombre que la visitaba no era el mismo que la noche anterior. Ella sentía el mismo tacto rudo y el mismo olor a sándalo. No tenía forma de distinguir la voz grave de Silas de la de Jedediah, ya que todos hablaban con la misma entonación monótona impuesta por Elías.

Lydia, sin ver el engaño ni sospechar la rotación, creyó firmemente que estaba casada con un solo hombre , Elías, y que simplemente cumplían con un “deber pío” para traer hijos a la granja.

La Cosecha del Engaño: El plan funcionó con una eficiencia monstruosa. Desde 1857 hasta 1864, Lydia Hawthorne dio a luz a ocho hijos , todos varones. Cada uno de los ocho hermanos varones era, biológicamente, el padre de uno de los hijos.

Para el mundo exterior, la historia que se contó era que “el único hijo varón casado, Elías, era bedecido con una prolificidad inusual”, y que los otros siete hermanos vivían en castidad y servicio a la tierra.

Lydia crió a estos ocho niños in la Casa Grande, una madre dulce y ciega, rodeada por el constante murmullo de los niños y la presencia opresiva de sus ocho hermanos-cuñados-padres. Ella amó a sus hijos incondicionalmente, enseñándoles música y cuentos. Nunca supo que los “tíos” que se sentaban a su mesa eran, de hecho, los verdaderos padres biológicos de los niños.

La verdad, sin embargo, dejó cicatrices imborrables. Los ocho niños, aunque criados por una sola madre, tenían personalidades marcadamente diferentes, reflejando el carácter oculto de sus padres biológicos, un detalle que a menudo causaba confusión y fricción entre los hermanos-padres.

Lydia Hawthorne murió en 1875, a la edad de cincuenta años, sin haber recuperado la vista y sin saber jamás la monstruosa verdad. Se fue a la tumba creyendo que había sido la esposa obediente de un solo hombre piadoso, que le había dado ocho hijos a la granja Stonehaven.

El legado de Stonehaven se consolidó con los ocho hijos varones, todos herederos de la tierra. Pero el secreto, el velo tejido con la ceguera de una mujer y la avaricia de ocho hombres, flotó sobre la granja como una niebla fría. Los hermanos Hawthorne lograron su objetivo: el linaje nunca se extinguió. Pero el precio fue la vergüenza, el amor robado y el engaño de la única mujer que, sin saberlo, se había casado con la codicia de ocho hombres.