El sermón de la horca: Desenmascarando el «Terror Sagrado» de Jedodiah Blackwell y el infanticidio ritual en los Ozarks de Misuri, 1906

A principios del siglo XX, los Ozarks de Misuri eran un santuario de soledad, donde el terreno agreste ofrecía refugio a quienes deseaban desaparecer. Para Jedodiah Blackwell, un antiguo predicador caído en desgracia, los densos bosques del condado de Teny se convirtieron en la cámara de aislamiento perfecta para un horror inimaginable. Utilizando escrituras tergiversadas como su principal arma, creó un reino de silencio y sumisión absoluta, que culminó en incesto, abuso psicológico sistemático y el asesinato ritual de sus propios nietos.

La magnitud de la atrocidad, que incluyó el nacimiento y la posterior muerte de bebés engendrados por Jedodiah y nacidos de sus propias hijas, Elizabeth y Mave, permaneció oculta durante años debido al aislamiento forzado de la familia y a la arraigada cultura de no intervención que caracterizaba a los Ozarks. La frenética huida de un joven, Samuel Blackwell, y la metódica determinación del ayudante del sheriff Wesley Harden bastaron para derribar los muros de aquel reino silencioso y exponer el pecado enterrado más allá de las profundidades de la tierra.

Las Hermanas de Dos Cabezas y el Silencio Ominoso

Jedodiah Blackwell estableció su granja a finales de la década de 1890, eligiendo deliberadamente un valle tan remoto que la policía y los vecinos carecían de poder. Su familia vivía bajo su dominio absoluto, centrado en sus hijas, Elizabeth y Mave. Las hermanas, inseparables como sombras y moviéndose en una siniestra sincronía, se ganaron el escalofriante apodo local: las “hermanas de dos cabezas”. Su silencio unificado era producto de años de meticuloso condicionamiento psicológico por parte de su padre.

El primer indicio de la oscura verdad llegó a través del Dr. Alistister Finch, un respetado médico que recorría los remotos valles. Observó los embarazos de ambas hermanas en 1903 y 1904, respectivamente. En una región donde los nacimientos eran eventos públicos, la reiterada negativa de Jedodiah a recibir asistencia médica, respaldada por serenas declaraciones bíblicas, resultaba ominosa. Dos hermanas, dos embarazos, ningún bebé jamás visto ni reconocido: el silencio que rodeaba la cabaña de los Blackwell comenzó a sentirse más denso que el propio aire de la montaña.

La llegada del agente Wesley Harden en 1904, un joven formado en los métodos policiales de Kansas City, aportó el escepticismo de un forastero al caso. A diferencia de los lugareños, Harden no estaba dispuesto a descartar las peculiaridades de los Blackwell como simples excentricidades de “gente de montaña”. Sus indagaciones informales se toparon con una hostilidad calculada, lo que confirmó que el código de silencio de la comunidad protegía activamente un secreto.

La Revelación: Incesto y el Linaje Sagrado
La primera visita de Harden al valle fue una lección magistral de control psicológico. Jedodiah, cortés y locuaz, controlaba cada aspecto de la interacción, respondiendo preguntas con citas bíblicas mientras las hermanas permanecían cerca, con la mirada baja, sumisas en un espectáculo profundo e inquietante.

La investigación se estancó hasta octubre de 1905, cuando Samuel Blackwell, de 14 años, huyó de la cabaña. Su testimonio fue la clave legal esencial. Describió la existencia de la familia bajo el terror religioso de Jedodiah, que culminó en la violación suprema: su padre había «casado» a Elizabeth y a Mave en ceremonias privadas, utilizando pasajes del Génesis sobre la naturaleza sagrada de los lazos familiares para justificar las uniones incestuosas.

Según reveló Samuel, Jedodiah predicaba que su linaje era «sagrado» y debía preservarse de la «contaminación» del mundo exterior. Esta doctrina interesada de eugenesia y fanatismo religioso justificaba sus crímenes como mandamientos divinos, no como pecados terrenales.

Lo más trágico fue que Samuel describió la «ceremonia angelical», el ritual que Jedodiah realizaba con las recién nacidas. Observó cómo su padre llevaba a un bebé llorando al bosque, diciendo que «devolvería al niño a los ángeles», para luego regresar horas después sin el bebé. Este testimonio transformó la investigación, que inicialmente se trataba de una rareza doméstica, en un caso de incesto y presunto infanticidio.

La exhumación y el Libro de los Pecados

El testimonio de primera mano de Samuel proporcionó a Harden la causa probable que necesitaba. En noviembre de 1905, Harden lideró un grupo de búsqueda —que incluía al testigo médico clave, el Dr. Finch— hasta el valle. Jedodiah, recibiéndolos con dignidad, no opuso resistencia.

El registro de la cabaña proporcionó documentación y confirmación de los crímenes:

El altar: Un altar improvisado en la sala principal confirmó los símbolos religiosos del régimen de Jedodiah.

El libro de contabilidad: Oculto bajo el colchón de Jedodiah se encontró un libro de contabilidad encuadernado en cuero que contenía sus registros detallados y metódicos. Escrito con su cuidada caligrafía, el libro de contabilidad documentaba los embarazos de las hermanas, observaciones anatómicas y, lo más escalofriante, las anotaciones finales que describían la disposición ritual de los bebés como «ofrendas sagradas» para mantener la pureza espiritual.

Las tumbas poco profundas: Cerca del límite oriental de la propiedad, Harden localizó dos depresiones poco profundas, cuidadosamente ocultas con hojas.