Bárbara de Regil rompe el silencio: la actriz revive una experiencia dolorosa con Memo del Bosque y defiende su derecho a contar su verdad

Bárbara de Regil está nuevamente en el centro de la conversación pública, pero esta vez no es por su carisma, su intensa rutina de ejercicio ni por su papel en la serie Rosario Tijeras. Lo que la ha puesto bajo los reflectores es algo mucho más delicado, íntimo y polémico: una experiencia que, según ella, marcó profundamente los inicios de su carrera y que ahora, más de una década después, ha decidido contar. Y aunque sus palabras han desatado una tormenta, ella no piensa dar un paso atrás.

Todo comenzó tras el estreno del programa Secretos de Parejas en la plataforma Canela TV. En su primer episodio, Bárbara relató un episodio que hasta ahora había mantenido en silencio. Según su testimonio, cuando estaba dando sus primeros pasos en el mundo del espectáculo, fue víctima de una conducta inapropiada por parte del reconocido productor Memo del Bosque. Aseguró que, durante una reunión en la oficina del productor, él intentó besarla sin su consentimiento. Y aunque ella se negó, esa decisión tuvo un precio.

“Supe que por no seguir el beso no conseguí el trabajo”, declaró la actriz con voz firme pero cargada de emoción. Agregó que la experiencia la dejó con una mezcla de asco y miedo, sensaciones que, según confiesa, aún recuerda con claridad.

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Lo que quizás no esperaba Bárbara era la dimensión de la reacción pública. Aunque Secretos de Parejas fue grabado en noviembre de 2023, el episodio salió al aire pocos meses después del fallecimiento de Memo del Bosque en 2024, lo cual generó una ola de indignación en redes sociales y entre algunos miembros del medio artístico. Muchos consideraron su relato como una falta de respeto a la memoria del productor, mientras otros la aplaudieron por atreverse a hablar.

Ante la controversia, la protagonista de Rosario Tijeras aclaró que nunca fue su intención dañar a nadie ni aprovecharse de la muerte del productor para obtener atención mediática. “Este programa se filmó en noviembre, yo no sabía que se nos iba a ir al cielo”, explicó en una entrevista con el programa De Primera Mano. Su objetivo, dijo, no era dañar a nadie sino simplemente hablar desde su verdad, desde su experiencia, y motivar a otras mujeres a no guardar silencio.

Pero no todos lo tomaron con comprensión. La familia del fallecido productor, a través de su equipo legal, respondió con dureza en redes sociales. “Nada más ruin y cobarde que tratar de ensuciar la impecable reputación de alguien quien no está para defenderse. Que quede claro, la calumnia, la difamación y la injuria tienen consecuencias legales”, escribió el abogado de la familia en una historia de Instagram que rápidamente se viralizó.

A pesar de las amenazas legales y del creciente ruido mediático, Bárbara no ha retrocedido ni un paso. De hecho, ha reafirmado su posición en múltiples entrevistas: no se retractará, no pedirá disculpas por compartir lo que vivió, y no permitirá que el miedo o la presión la silencien. “Yo conté mi historia, yo no sabía que estaba mal contar mi historia, y no me voy a retractar por contar algo que viví”, sentenció.

Más allá del escándalo, la actriz ha enmarcado este momento como un acto de empoderamiento personal y colectivo. Para ella, hablar no solo fue un acto de catarsis, sino una lección que quiere transmitirle a su hija y a todas las mujeres que la siguen. “Lo dije porque no quiero que mi hija nunca se calle las cosas, quiero que sea una mujer que hable y que diga: ‘me pasó esto’. No solo mi hija, todas las mujeres que me vean. Siempre y cuando sea verdad y te manejes con honestidad, sinceridad y con el corazón”, expresó con firmeza.

La polémica ha dividido opiniones en redes sociales. Mientras algunos acusan a Bárbara de oportunismo y de hablar cuando ya no puede haber una defensa directa del señalado, otros defienden su derecho a contar su historia, sin importar si la persona involucrada sigue con vida o no. “El hecho de que haya muerto no borra lo que ella vivió”, comentaba una usuaria en X (antes Twitter). Otros, en cambio, pedían prudencia: “Hay que tener cuidado con lo que se dice de los muertos. No pueden defenderse”, opinaba otro internauta.

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La discusión pública ha abierto un debate más amplio sobre los tiempos, las formas y los espacios en que las mujeres pueden compartir experiencias de acoso o abuso en la industria del entretenimiento. En un país como México, donde muchas voces femeninas siguen siendo silenciadas por miedo a represalias o a perder oportunidades laborales, la valentía de Bárbara resuena con fuerza, aunque también ha desatado sus propios demonios.

Este caso recuerda otros episodios recientes en los que figuras públicas han decidido romper el silencio después de años de guardar experiencias traumáticas. Desde Hollywood hasta América Latina, el movimiento global #MeToo ha dado voz a miles de mujeres que antes se sentían solas o culpables. Pero también ha demostrado lo difícil que es alzar la voz, especialmente cuando el acusado tiene poder, prestigio o ya no está para responder.

En medio del torbellino, Bárbara de Regil se mantiene firme. Sabe que muchos no están preparados para escuchar su verdad, pero también sabe que otras muchas mujeres sí necesitan oírla. “Esto no es un ataque, es mi historia. Y si con contarla puedo hacer que otra mujer diga ‘a mí también me pasó y no fue mi culpa’, entonces valió la pena”, afirmó.

Es probable que esta polémica siga dando de qué hablar en los próximos días. Quizás haya más respuestas, más amenazas legales o incluso nuevas revelaciones. Pero una cosa parece clara: Bárbara de Regil ha cruzado una línea de la que no piensa volver. Ha puesto su verdad sobre la mesa, sabiendo que eso trae consecuencias, pero también sabiendo que quedarse callada no era una opción.

Mientras tanto, millones de mujeres miran y escuchan. Algunas en silencio, otras con rabia, muchas con esperanza. Porque en la historia de Bárbara, tal vez puedan encontrar el valor para contar también la suya.