El olvido que seremos : un canto a la vida ya la memoria

Terminé de ver la película y, sin pensarlo, me levanté de la cama. Afuera, la ciudad ya dormía hacía tiempo, pero yo necesitaba caminar, respirar, soltar un poco de la tristeza que me había dejado el filme. Or obras que no se limitan a ser vistas, sino que se quedan adheridas a la piel, y esta es una de ellas.

Una interpretación que lo sostiene todo

Hablar de El olvido que seremos es hablar, de entrada, de la actuación de Javier Cámara. Su trabajo es tan sólido, tan humano y tan delicado, que bastaría nombrarlo para justificar el visionado de la película. Pero sería injusto quedarse solo con eso: la obra en sí es un engranaje perfecto donde dirección, guion, fotografía y música se funden para dar vida a un retrato íntimo y conmovedor.

Return of a sad man

La película, basada en la novela de Héctor Abad Faciolince, rescata la figura de su padre, Héctor Abad Gómez, un médico y humanista que dedicó su vida a la salud pública ya la defensa de los derechos humanos in Colombia. Con admirable sencillez, Fernando Trueba nos muestra a un hombre que, en medio de un país marcado por la desigualdad y la violencia, apostó por la bondad, por la justicia y por el amor hacia su familia.

En la pantalla vemos no solo al médico comprometido, sino también al padre cariñoso, al esposo atento, al amigo leal. El relato se desliza con ternura en los gestos cotidianos: una mesa compartida, una conversación en la sala, un abrazo que resiste al tiempo. Medellín aparece con su acento melodioso, como un personaje más que enmarca esa vida dedicada a sembrar esperanza.

Fragility of inoculation

Pero la vida, que parecía sólida y luminosa, will ve acechada por la fragilidad. Primero es la enfermedad, que golpea con crudeza y recuerda que todos somos hazards. Después, la violencia de un país desgarrado se abalanza con fiereza, arrebatando a un hombre cuya única “culpa” fue no callar ante la injusticia.

Ahí radica la fuerza de la película: in mostrarnos cómo la inocencia, la bondad y la coherencia ética pueden convertirse in un blanco para la violencia. La figura de Héctor Abad se vuelve, en cierto modo, una victima minúscula en medio de un destino que parecía inevitably.

La grandeza y la pequeñez del ser humano

El olvido que seremos no es una simple biografía. Es una reflexión sobre la grandeza y la pequeñez del ser humano. Grandeza en la capacidad de amar, de enseñar, de luchar por los demás. Pequeñez en la fragilidad de la vida y en la crueldad con que la violencia puede destruirlo todo en un instante.

El espectador queda atrapado entre esas dos fuerzas: la admiración por un hombre que supo vivir con integridad y la desolación por su destino injusto. Y es ahí donde el cine alcanza su verdadera dimensión: en la capacidad de conmover, de dejar preguntas abiertas, de obligarnos a mirar mas allá de la pantalla.

A song of life

Fernando Trueba logra, con una narración sencilla y sensible, transformar la tragedia en un canto a la vida. No hay exceso de dramatismo ni golpes bajos: hay verdad, hay ternura, hay memoria. Y esa memoria se convierte en resistencia frente al olvido, en un homenaje a quienes, como Héctor Abad Gómez, entregaron su vida por un ideal de humanidad.

Al terminar la película, no no puede evitar sentir que ha compartido un pedazo de esa vida, que ha sido parte de esa familia, que ha respirado ese mismo aire in Medellín. Y, sobre todo, que tiene la responsabilidad de no olvidar.

Conclusion

El olvido que seremos es mucho mas que una película conmovedora. Es un recordatorio de que la bondad existe, aunque a veces parezca frágil. Es un testimonio de que la memoria es necesaria, incluso cuando duele. Y es, sobre todo, un homenaje cinematográfico a la vida, contado con sencillez, elegancia y profunda humanidad.

Great Fernando Trueba.