Lo vimos sentado en un rincón del hospital público, sin abrigo, sin acompañante, temblando de frío y con la mirada perdida. Pensamos que solo estaba esperando consulta. Pero al acercarnos, descubrimos una historia que aún no podemos borrar de nuestras mentes.

Este señor –a quien llamaremos cariñosamente “Tatay”, como él mismo se presentó en medio de lágrimas– lleva días sin comer. Con voz débil pero serena, nos dijo: “No tengo a nadie aquí. Estoy solo. Nadie me visita. Nadie me busca.”

Dijo ser originario de Quapo, Nueva Ecija (aunque creemos que quiso decir un pueblo similar en México, como Cotija, Michoacán). También mencionó que tenía un hijo llamado Ferdinand García, pero no recordaba más detalles. “Hace años que no sé de él… quizás cree que ya morí.”

Intentamos buscar el nombre en redes, en registros, en listas de asistencia social. Nada. El silencio digital fue tan devastador como la soledad que lo rodea.


💔 UNA VIDA BORRADA EN LA CIUDAD

Tatay sobrevive gracias a la caridad esporádica. Contó que duerme en parques o estaciones abandonadas. A veces logra colarse en salas de espera de hospitales para escapar del frío de la madrugada. No tiene identificación, teléfono ni dirección. Solo lleva consigo una pequeña bolsa con ropa vieja y una fotografía rota, donde se ve a un niño pequeño en brazos de una mujer joven. “Ese era mi hijo”, dijo, acariciando la imagen como si fuera un tesoro perdido.

Nos confesó que había sido conductor de triciclo en su juventud y que vino a la ciudad con la esperanza de encontrar trabajo. “Pero todo cambió cuando enfermó mi esposa. Ya no pude volver.”

Desde entonces, su vida ha sido una sucesión de olvidos, puertas cerradas y días sin pan.


🆘 ¿DÓNDE ESTÁ FERDINAND?

La gran pregunta es: ¿Existe Ferdinand García? ¿Sabe que su padre lo está buscando? ¿Sabe siquiera que está vivo? Tal vez él también lo busca sin saber dónde empezar. Quizá ya formó una familia, cambió de nombre, o simplemente piensa que es demasiado tarde.

Pero no lo es.

Si estás leyendo esto y conoces a alguien llamado Ferdinand García o alguna familia originaria de Nueva Ecija o pueblos con nombres similares, comparte esta historia. Tal vez un simple “compartir” en redes sociales pueda unir los hilos rotos de esta historia.


🍞 UN GESTO DE AMOR CAMBIA UNA VIDA

En ese momento de angustia, lo mínimo que pudimos hacer fue comprarle algo de comida caliente, agua, y una cobija nueva. Al recibir el pan, sus manos temblaban tanto que se le cayó al suelo. Lloró. No de tristeza, sino de gratitud. Nos dijo que llevaba cuatro días sin comer.

“Pensé que iba a morirme aquí, sin que nadie se diera cuenta”, susurró.

Nos partió el alma.

Por eso no podemos quedarnos callados.


🔎 ¿CÓMO PUEDES AYUDAR?

Comparte esta historia en Facebook, Instagram, X (Twitter), y WhatsApp. Un solo clic puede llegar a quien lo necesita.

Contacta a ONGs o centros de ayuda en la CDMX: el DIF, Cruz Roja, Casa de la Solidaridad, entre otros.

Si conoces a alguien llamado Ferdinand García, originario de Nueva Ecija o con familia de allí, por favor ponte en contacto o deja un comentario.

Voluntariado: Tal vez puedas visitarlo tú mismo, llevarle comida, ropa o simplemente un rato de compañía.


🙏 UNA PETICIÓN DEL CORAZÓN

No todos los héroes usan capa. A veces, un simple gesto de humanidad puede cambiar el destino de alguien. Hoy es Tatay… mañana podría ser nuestro padre, abuelo o incluso nosotros.

Pedimos con el alma en la mano: ayudemos a este hombre a reencontrar su dignidad, su historia, su familia.

Aunque no logremos encontrar a Ferdinand, al menos que Tatay no pase sus últimos días en el abandono. Que sepa que todavía hay personas que se detienen, escuchan y actúan.

Gracias por leer hasta el final. Si esto te conmovió, no lo ignores. Comparte, comenta, actúa.

Hoy, Tatay aún espera.